LAS FEMINISTAS MUJERES ANGLOSAJONAS
Después de leer artículos académicos a través de la web, tengo alguna información que me ha parecido interesante dar a conocer para al menos plantearse y repensarse en estos días que corren temas de rabiosa actualidad. Estas informaciones no las he investigado yo personalmente. Organizo aqui las ideas más relevantes en mi papel de transmisora y de enlace o mediadora para compartir esta información con todos los que estén interesados. De la historia aprendemos y como vemos casi todo está inventado, pero en este tema hay que empezar a hacer cambios y, a mi juicio, eso corresponde al mundo de las Ideas
En la etapa histórica Anglosajona (Anglo-Saxon Period), parece ser que las mujeres disfrutaban de poderes mágicos como la adivinación y encantamientos propios de las creencias medievales. Pero se tendía a creer que esos “poderes” sólo los usaban estas mujeres en relación con la fertilidad o los nacimientos cuando realmente habrían tenido conocimiento sobre medicina natural y el uso de plantas medicinales.
Por otra parte, también parece dejar de ser una mera especulación el hecho de que es posible que algunos de los poemas anónimos del Inglés Antiguo (Old English) fueran escritos por mujeres, aunque en ocasiones, los estudiosos prefieran seguir creyendo en una autoría exclusivamente masculina, posiblemente por asumir interpretaciones erróneas.
Es frecuente que los historiadores eviten mencionar a las mujeres a menos que estén escribiendo específicamente sobre ellas. Y sucede que al contrario que con los hombres, las “mujeres” a veces se quedan relegadas a una voz en el diccionario con pocas acepciones. Y es por esto que la historia de las mujeres ha sido considerada como “tumbas” históricas.
En la sociedad Anglosajona, las mujeres tenían deberes y responsabilidades superiores en estudiar y aprender las plantas y preparar recetas. Sin duda, las diferencias de poder entre hombres y mujeres siempre han estado más relacionadas con la fuerza física que con el miedo o la opresión dentro del matrimonio. La vida privada se convertía en pública al amparo de las leyes al servicio de la comunidad.
El sexo en las culturas patriarcales era considerado obsceno en la medida en que las mujeres eran percibidas como peligrosas o temidas como poderosas. La violación cometida por el marido era castigada como una de las peores ofensas contra la ley, y esta misma ley Anglosajona respetaba el derecho de que las mujeres libremente podían elegir con quien practicaban sexo. Estas mujeres mantenían una posición de poder, de relativa libertad y de liderazgo incluso dentro del seno de la Iglesia.
Después de la Conquista Normanda y hasta el comienzo de la era moderna con la llegada del Capitalismo, los Normandos introdujeron un nuevo concepto de la mujer: las mujeres fueron relegadas al rol de hija y esposa subordinada una vez casada.
Los Sajones permitían a los matrimonios divorciarse dependiendo de si la mujer era maltratada por su esposo o de si la mujer no era fértil. Pero, después de la Conquista Normanda, la Iglesia lo prohibió bajo la amenaza de ser desheredada. Por este motivo las mujeres se veían coartadas de divorciarse de un marido maltratador y evidentemente esto contribuyó a la erosión del poder de las mujeres.
El desarrollo del Capitalismo, intensificó aún más del poder del hombre. La casa, la vida privada se redujo a reino en miniatura controlado por el marido y el sometimiento de la mujer y los hijos. Empezó pues, el primer conato de enseñar un comportamiento apropiado de las mujeres muy estricto, con panfletos y materiales impresos para instruir a las “buenas esposas” para ser siempre serviles a sus superiores los hombres. Otra consecuencia era que los pequeños delitos eran sentenciados a ser colgados, mientras los hombres culpables de alta traición eran mutilados o decapitados. Las mujeres, sin embargo, obtenían siempre el mismo castigo independientemente del grado de la traición. Esto evidencia el miedo de las mujeres a ser subversivas que aún hoy, en pleno siglo XXI es un hecho.
Pero, ¿cuál fue el realmente el lema capitalista y de la Iglesia, y de quién partió la idea de trocar en servitud una existencia de igualdad de pleno derecho? Todas estas cuestiones evidencian un declive en la sociedad de más a menos, es decir, una sociedad medieval que, a priori, desde nuestra perspectiva debería ser obsoleta delata a nuestra sociedad, supuestamente moderna y a la cabeza de todos los avances, convirtiéndola en una sociedad mediocre respaldada por hombres temerosos de cualquier superioridad que pongan de manifiesto carencias soterradas por costumbres históricas mal evolucionadas por favoritismo.
Después de leer artículos académicos a través de la web, tengo alguna información que me ha parecido interesante dar a conocer para al menos plantearse y repensarse en estos días que corren temas de rabiosa actualidad. Estas informaciones no las he investigado yo personalmente. Organizo aqui las ideas más relevantes en mi papel de transmisora y de enlace o mediadora para compartir esta información con todos los que estén interesados. De la historia aprendemos y como vemos casi todo está inventado, pero en este tema hay que empezar a hacer cambios y, a mi juicio, eso corresponde al mundo de las Ideas
En la etapa histórica Anglosajona (Anglo-Saxon Period), parece ser que las mujeres disfrutaban de poderes mágicos como la adivinación y encantamientos propios de las creencias medievales. Pero se tendía a creer que esos “poderes” sólo los usaban estas mujeres en relación con la fertilidad o los nacimientos cuando realmente habrían tenido conocimiento sobre medicina natural y el uso de plantas medicinales.
Por otra parte, también parece dejar de ser una mera especulación el hecho de que es posible que algunos de los poemas anónimos del Inglés Antiguo (Old English) fueran escritos por mujeres, aunque en ocasiones, los estudiosos prefieran seguir creyendo en una autoría exclusivamente masculina, posiblemente por asumir interpretaciones erróneas.
Es frecuente que los historiadores eviten mencionar a las mujeres a menos que estén escribiendo específicamente sobre ellas. Y sucede que al contrario que con los hombres, las “mujeres” a veces se quedan relegadas a una voz en el diccionario con pocas acepciones. Y es por esto que la historia de las mujeres ha sido considerada como “tumbas” históricas.
En la sociedad Anglosajona, las mujeres tenían deberes y responsabilidades superiores en estudiar y aprender las plantas y preparar recetas. Sin duda, las diferencias de poder entre hombres y mujeres siempre han estado más relacionadas con la fuerza física que con el miedo o la opresión dentro del matrimonio. La vida privada se convertía en pública al amparo de las leyes al servicio de la comunidad.
El sexo en las culturas patriarcales era considerado obsceno en la medida en que las mujeres eran percibidas como peligrosas o temidas como poderosas. La violación cometida por el marido era castigada como una de las peores ofensas contra la ley, y esta misma ley Anglosajona respetaba el derecho de que las mujeres libremente podían elegir con quien practicaban sexo. Estas mujeres mantenían una posición de poder, de relativa libertad y de liderazgo incluso dentro del seno de la Iglesia.
Después de la Conquista Normanda y hasta el comienzo de la era moderna con la llegada del Capitalismo, los Normandos introdujeron un nuevo concepto de la mujer: las mujeres fueron relegadas al rol de hija y esposa subordinada una vez casada.
Los Sajones permitían a los matrimonios divorciarse dependiendo de si la mujer era maltratada por su esposo o de si la mujer no era fértil. Pero, después de la Conquista Normanda, la Iglesia lo prohibió bajo la amenaza de ser desheredada. Por este motivo las mujeres se veían coartadas de divorciarse de un marido maltratador y evidentemente esto contribuyó a la erosión del poder de las mujeres.
El desarrollo del Capitalismo, intensificó aún más del poder del hombre. La casa, la vida privada se redujo a reino en miniatura controlado por el marido y el sometimiento de la mujer y los hijos. Empezó pues, el primer conato de enseñar un comportamiento apropiado de las mujeres muy estricto, con panfletos y materiales impresos para instruir a las “buenas esposas” para ser siempre serviles a sus superiores los hombres. Otra consecuencia era que los pequeños delitos eran sentenciados a ser colgados, mientras los hombres culpables de alta traición eran mutilados o decapitados. Las mujeres, sin embargo, obtenían siempre el mismo castigo independientemente del grado de la traición. Esto evidencia el miedo de las mujeres a ser subversivas que aún hoy, en pleno siglo XXI es un hecho.
Pero, ¿cuál fue el realmente el lema capitalista y de la Iglesia, y de quién partió la idea de trocar en servitud una existencia de igualdad de pleno derecho? Todas estas cuestiones evidencian un declive en la sociedad de más a menos, es decir, una sociedad medieval que, a priori, desde nuestra perspectiva debería ser obsoleta delata a nuestra sociedad, supuestamente moderna y a la cabeza de todos los avances, convirtiéndola en una sociedad mediocre respaldada por hombres temerosos de cualquier superioridad que pongan de manifiesto carencias soterradas por costumbres históricas mal evolucionadas por favoritismo.
1 comentario:
Holaaaaaaaa! Lo prometido es deuda y ya era hora de q t mandara algun comentario... M encanta el texto, cómo lo escribes y el tema. Lo q da de si buscar información pa las opos :D!!!!! Anglo-Saxon power!!! Besitos y... hasta la proxima cita!
Publicar un comentario