sábado, 5 de abril de 2008

LA MADRUGÁ DE LA TRIANERA




Sevilla, 9 de Abril de 2004



El tiempo que había dado muestra de su benevolencia desde el Domingo de Ramos al Miércoles Santo en Sevilla, traicionó y deslució el Jueves Santo. Pero desafiante, Sevilla esperaba la Madrugá con ilusión y miedo ante los pronósticos del tiempo, que se consultaban a cada minuto, y las continuas miradas al cielo buscando un claro, incluso donde no lo había. Los malos augurios acechaban la ciudad y se iban confirmando los peores pronósticos.

El Silencio y el Gran Poder suspendían su estación de penitencia y ahora todas las miradas apuntaban a la Resolana, a La Macarena, que tenía su salida a las 12,30. Con tristeza se suplicaba el milagro bajo la lluvia intensa que caía en Sevilla. Se reunió el Cabildo y a la 1,15 de la madrugada se anunció lo que se temía: la Macarena no sale, hecho que no ocurría desde 1969.

A la 1,45 dejó de llover pero había que esperar y consultar los partes metereológicos más recientes para las próximas horas en el templo de Jesús de la Salud, donde los Gitanos también esperaban el indulto del tiempo. A las 2 tenía su salida y a las 2, sin lluvia y sin pedir Cabildo, Los Gitanos anuncian que no salían y que el templo permanecería abierto toda la noche para quienes quieran visitar sus imágenes. ¡Increíble!. Todos pensamos en alguna otra razón que temer además de agua.

Eran las 4,30 de esa Madrugá y la intención de El Calvario era salir, pero teniendo en cuenta que al igual que El Gran Poder y El Silencio, con unas gotas basta para no salir, no teníamos muchas esperanzas. A pesar de eso la Cofradía empieza a formar a los nazarenos.

Y a las 2,15 la Esperanza de Triana tenía su salida. Nunca mejor lo de Esperanza, su advocación, porque eso era lo que sentían en la calle Pureza, en la Capilla de los Marineros. Llevábamos ya una hora y cuarto sin llover pero había que decidir en función al parte y Triana pidió Cabildo para después anunciar que La Esperanza de Triana salía.

En este momento ya había recortado del programa aquellas cofradías que no salían y me quedaban dos que finalmente se quedó en una porque Calvario anunció lo que nos temíamos. Mi programa fue menguando como si se tratara de un cartón de bingo. Toni y Chiqui se reían de mi cara pero les gané la apuesta de que la única que iba a salir era la Trianera.

Nos dirigimos al Altozano. Destacar que hubo mucha gente pero no tapones en las esquinas, ni en las calles ni plazas ni puntos claves, quizás por el tiempo o por otras razones que estaban en la cabeza de todos (Al-Qaeda), principalmente porque la Espereanza iba totalmente blindada y porque el silencio que despertaba a su paso distaba mucho de lo que estamos acostumbrados a ver en esta cofradía de arrabal, de barrio, de júbilo. Había sitio para todos.

Ya había pasado Tres Caídas (o “El Caballo de Triana”) por el Puente y ahora la luz de la candelería del palio rompía la oscuridad de la noche. La Esperanza pasó a paso de tambor y paró en la otra orilla, la del Paseo Colón, en Sevilla. Llega la levantá y suena la marcha, que con muchas más se fueron sucediendo por todo el recorrido para lucir a su Virgen.

Llegamos a la Magdalena y suena esa marcha fúnebre que mecen los costaleros hasta que cruza al plaza y entra en Murillo. Una marcha que no es propia de esta cofradía y que a pesar de su belleza y de la imagen de la Trianera envuelta en incienso, imagen romántica al gusto de Bécquer, no dejaba de sorprender y hacer un silencio único, tanto que podía escucharse al capataz desde lejos como un tono de miserere.

En Campana, sus sillas mojadas y vacías aplaudían el esfuerzo costalero que no dejaba de mecer el paso como si estuviera a reventar. Trabajadera a trabajadera se dejaron la piel para agradecernos a los presentes el estar allí.

Mila y yo dimos la vuelta para rodear la Carrera Oficial y nos fuimos a cafetear en el bar que está frente a la puerta principal de la Catedral. Desde su ventana vimos entrar a la Esperanza y antes, desde la esquina, vimos la entrada del Caballo.

A las 8,30 estaba Tres Caídas en El Baratillo donde, como siempre, hicieron las delicias de todos los cofrades y capillitas que allí nos reunimos cada Semana Santa. Ese Caballo que anda hacia delante y hacia detrás, y que se arrodilla en la misma puerta del Baratillo con esa mecía que sólo ellos saben.

Y a las 9, después de pasar El Postigo, se vislumbra la candelería por Arfe y la Trianera entra en Adriano rompiendo el cielo plomizo y cerrado que había sido benevolente con Ella durante todo el recorrido sin soltar ni una gota de agua.

En el Baratillo suena esa marcha nueva que también escuché el Domingo de Ramos a la Estrella, Caridad del Guadalquivir, de tan magna sensibilidad que provoca absoluto silencio y atención al golpe de las bambalinas sobre los varales al compás medido de la marcha.

El palio hace lo propio, baila, se mete hasta un centrímetro de la puerta y baja para rezar: “…aunque mi vida alentare, todo mi amor es para ti, mas i mi amor te olvidare, tTú no te olvides de mí”.

La levantá y se aleja entre marchas y el aplauso de todos los que allí estábamos. No sonó en tan ansiado por mi “pipiri pi pipi”, la marcha de la Trianera compuesta para su Coronación, que siempre suena allí, ni la escuché en todo el recorrido. Pero se fue con ese paso propio de los palios de Triana.

Allí terminó nuestro acompañamiento y nuestra particular estación de penitencia, este año junto a la Esperanza de Triana. De vuelta a casa, el Caballo estaba en el Puente, justo en el medio, imagen que ponía punto y final a nuestra madrugá de 2004. Madrúgá de la Trianera, de la valiente de este año.

A pesar de que esta excepción histórica nos llenó de momentos únicos y distintos donde sólo tenía un trozo del programa en el bolsillo, ojalá la Madrugá del 2005 la disfrutemos al completo aunque sea mucha más difícil abrirse paso en el bullicio, nos llenen de pisotones y por la mañana seamos fantasmas casi sin poder andar y con la espalda rota de dolor.

Que nunca más oigamos a un capataz dedicar la levantá de la salida para todas las Cofradías que no han podido salir como lo hizo el Capataz de la Trianera. El próximo año Silencio, Gran Poder, Macarena, Calvario, Esperanza de Trianera y los Gitanos, SÍ SALEN.

- “Y así ha sido”.


DEDICADO A MILA, UNA DE LAS MEJORES CICERONES DE SEVILLA.

1 comentario:

ok dijo...

Este año también fué pasada por agua....igual que hoy en la Feria, no acertáis. ;-)